¿Perdido. Tal vez o solo paseando? {Mia}

Sí, a que no advinas? Mi querido y molestoso hermano mayor Fede había llegado la noche pasada de un vuelo desde Italia con destino a aquí, California. El me había preguntado si es que podría quedarse unos cuantos días conmigo en casa ya que tendría asuntos que arreglar antes de que termine el verano, por lo que acepté gustosamente. Él y Helen se habían quedado dormidos en mi cuarto ya que se habían quedado viendo una pelicula de disney y el sueño a ambos los había invadido. A veces pensaba que Fede se comportaba más como un niño de 10 años que a un chico con una carrera y estudios realizados.

En la mañana, muy temprano, me había levantado luego de dejarles el desayuno hecho por si es que se despertaban y tenía hambre. Hoy iría a correr por el parque, hace mucho que no lo hacía y era algo que me aliviaba totalmente de mucho estres que tenía que soportar por la universidad y los estresantes profesores que tenía.

Colocándome unas mayas oscuras, una polera de hacer deporte de un color verde claro y unas zapatillas perfectas a combinación, salí sin hacer mucho ruido de la casa para ir a trote en dirección al parque. La mañana a estas épocas no mostraba ni una pisca de calor: es más, no hacía frío ni en la noche. El calor y bochorno se sentían y no te dejaban ni dormir. Pasé por el lugar de la zona de juegos a donde muchas veces había traido a Helen y una de sus amiguitas a jugar, pero alguien en el lugar me llamó la atención. Había un niño pequeño sentado solo en una banca nada más que acompañado de un pequeño peluche. ¿Estaría perdido? Un parque de mañana era peligroso para un niño sin sus padres.

Me acerqué con cuidado al pequeño y observé que él miraba a los demás niños. -Te has perdido pequeño?-pregunté dulcemente, como el mismo tono de voz que siempre usaba para hablar con Helene o dirigirme a ella.