Learning history it's funny! [Mia]

Habian pasado unos pocos días desde que el inicio de curso había tenido lugar. Para mi buena suerte esta vez comenzaba con los niños y niñas kinder. Las clases de historia les resultaban bastante amenas porque mi modo de enseñanza también lo era. Los niños aprendían mejor si se divertian y muchísimo mas si se trataba de criaturas de 3 años de edad que sonreían ante la aparición de cualquier oso de peluche que simule un dinosaurio o un gorila.

A pesar de su corta edad yo les transmitia absolutamente todo lo que quería mostrarles y ellos me comprendian a la perfección. Si sus papas les preguntasen sobre el inicio del mundo ellos responderian que los Dinosaurios Rrarwh rarwh vivian tranquilos en el bosque hasta que una bola de fuego los convirtió en humo. Que despues de una enorme lluvia de piedras aparecerían las nubes y comenzaría a llover agua y que tras esto comenzarían a aparecer animalitos como peces que irian creciendo poquito a poquito y convirtiendose en animales mas grandes hasta llegar al hombre.

Cabe mencionar que tuve una gran y enorme conexión con una de las pequeñas kinder más adorables que había conocido en mi vida. Helen. Era como un pequeño angel de ojos azules que parecía transmitirme todo cada vez que me miraba, ambos habiamos hecho muy buenas migas e incluso a veces me pedía que tomase el almuerzo con ella. Definitivamente en pocos días habia pasado más tiempo con esa niña que con cualquier profesor.

La reunión con los padres fue posterior a la clase de historia y acudieron todos de uno en uno. Fui contandoles mas o menos el plan del curso y las posibles salidas de excursión que había estado planeando para dias posteriores. Al final me quedé solo con Helen esperando a que su madre llegara, posiblemente no tardaría. -Ven! Princesa! arriba! - Dije subiendola a mi espalda mientras ella con un peine en mano se preocupaba más de peinarme. -Seguro que tu mamá no tardará en llegar, mientras podemos pasar el rato haciendo una visita a los dinosaurios- La pequeña se abrazó a mi cuello mientras reia efusivamente feliz y pasaba sus manitas por mi pelo tratando de hacer algo con ese peine.

El primer día de clases de Helen me había sido imposible llevarla a Sunnyside, en la universidad tenía que estar cerca de una hora antes para arreglar cosas, tomar mi horario y rápidamente integrarme a los de último año en la universidad. Daba gracias que hubiera podido venir a California sin perder ya los 4 años en la universidad que llevaba estudiando medicina, algo que muchos decían ser difícil pero para mi no lo era, ya estaba acostumbrada y todo era cuestión de acomodar horarios, entre estudiar y llevar de maravilla las notas a jugar y salir con Helen cada vez que podía.

En estos momentos me encontraba en el aula, mirando impacientemente el reloj blanco que tenía alrededor de mi muñeca, rogando porque el catedrático dara por terminada la clase. Y cuando lo hizo, tuve que volverme a sentar porque empezó a dar indicaciones acerca del proyecto el primer trabajo que se nos venía en unos días. Tomé nota y escuché, más no presté demasiada atención pues mi mente se encontraba enfocada en que me encontraba llegando tarde a la primera reunión de padres que habría en Sunnyside.

Recogí mis cosas rapidamente llamando a la nana de Helen avisándole que sería yo quién recogería a mi hija. Supe que estaba realmente atrasada cuando ella me dijo que se encontraba a punto de ir a recogerla. ¿En serio había tardado tanto?.
Conforme iba hacia el auto y conducía hacia Sunnyside, podía sentir aquella culpabilidad creciendo dentro de mi ser por no ser puntual con Helen y hacerla esperar. Una vez que llegué a Sunnyside y aparté el auto, me di cuenta que era practicamente la última, ya que no habían padres por ningún lado.

Caminé por los pasillos dirigiéndome hacia el aula de los primer año de Kinder, escuchando la risa que sin lugar a dudas era de Helen. Al menos sabía que ella no estaba asustada y menos triste, o si lo estaba quien fuese que estaba haciéndola reir le estaba haciendo olvidar de que su madre aún no llegaba a recogerla. Empujé suavemente la puerta entrando luego, y vi a alguien con Helen en sus hombros. Sonreí, pero así de rápido como había aparecido la sonrisa en mis labios se esfumó, acompañado de un semblante asombrado y luego, sintiendo como la sangre se iba de mi rostro. Estaba allí, él, cargando a Helen sobre sus labios, ella ajena de que él era su padre y Alan que...que ella era su... -Helen-jadeé apenas, la sorpresa me había nublado por completo sintiendo aquel traicionero sudor frío. ¿Qué hacía Alan allí? Es que acaso él era... ¿era profesor en Sunnyside?

Mientras comencé a hacer el avión con la pequeña Helen sentí como una voz temblorosa y casualmente familiar pronunciaba su nombre. Me giré aun con la pequeña en brazos y ahi estaba Mia. Hacía varias semanas desde nuestro primer encuentro tras 3 años sin saber nada el uno del otro.

Dejé a Helen en el suelo de pie y despacito fue con una sonrisa caminando mientras le decía 'mami' con los brazos extendidos, la sonrisa de la pequeña era radiante pero el rostro de Mia no parecía serlo. Espera... ¿Mami? Mia era la madre de aquel ángel? Ahora fue mi rostro el que adoptó un semblante sorprendido y cuasi tan pálido como el de ella, no me esperaba en absoluto semejante sorpresa, no sabía que Mia había sido madre puesto que ni siquiera me lo había mencionado. La pequeña tenía 3 a... 3 años! Ahora si, mi cabeza había comenzado a dar vueltas sin cesar.

-Mia? ... Eh... - No sabía ni siquiera que decir, llevé una de mis manos a mi cabello retirándomelo algo confuso y me acerqué a ambas con rostro expectante y cierto atisbo de circunstancia. -Tu hija?- Pregunté casi esperando que me dijera que no, que era una hermana pequeña, pero hasta donde yo sabía, Mia no poseía hermanos. - Soy su profesor de Historia en Sunny y por lo que se ve, en nuestro último encuentro te saltaste la parte en la que me tenias que contar que eras madre- Mi voz ahora ya no tenia ese tono inofensivo de aquella vez, es mas, tenia un tono bastante directo y acusador. -Y el padre?- Pregunté rapidamente aclarandome un poco más la mente esperando que la respuesta fuera más convincente que su tono de voz.

Cómo se suponia que iba a tomarme esta situación de ahora en adelante? Mia tenia una hija, esa posible niña tendría padre y yo ... yo iba a tener que sacar cuentas revisando la partida de nacimiento de Helen. Cabía la enorme posibilidad entonces de que aquella pequeña tuviera más relación conmigo de la que yo pensaba. -¿Quieres que te de el planning del curso o te fias de mi?- Pregunté componiendo una sonrisa torcida y algo irónica puesto que no entendía que me ocultase su maternidad despues de la sinceración que habiamos tenido solos en aquel parque.

Mi mirada iba de Alan, el cual cuando se giró aún con Helen y me miró reflejó un atisbo de confusión y sorpresa a diferencia de mi pequeña hija que sonrí y vi como sus ojos brillaron al verme allí frente a ellos. Seguía sin poder mis pies, era como si la tierra hubiese pegado mis zapatos al suelo o como si la gravedad hubiera incrementado de manera asombrosa como para evitar que pudiera dar un paso al frente o un paso atrás. Helen una vez en el suelo caminó hacia mí, llamándome con sus brazos extendidos para que la cargara. Me aculillé para estar a la altura de ella y cuando llegó a mi, dejé que me rodeara con sus pequeños brazos por el cuello.

Y en ese momento supe, que lo que más había temido había pasado en menos de un par de horas. Entendí entonces, que a pesar de haberle contado en parte lo que me había dicho Erin allá en la catefería, las cosas no cambiaban. Porque seguía existiendo aquel no tan pequeño secretito que quería mantener alejado de Alan por mi bien y por bien de Helen. Porque sabía que no había dado todo de mi por evitar volver a cruzarme con Alan, tal como Erin quería y formaba parte del trato que había hecho. Porque ahora ya no había amenaza y aquella sensación de miedo empezó a recorrerme toda, haciendo abrazar con fuerza a mi hija y darle un beso en la frente, alzando luego la mirada cuando Alan se acercó a nosotras.

-Sí-dije con voz temblorosa ladeando con la cabeza y mirando a Helen, afirmando el hecho de que ella era mi hija. Ya no podría seguir mintiendo sobre ello a Alan, que yo tenía una hija, pero lo de su paternidad dudaba que él llegaría a saberlo por mi propia cuenta. Oh dios mío, estaba a punto de pasar todo lo que Erin me habia dicho y de lo que había tenido tanto miedo que pasara. -Lamento no habértelo dicho, pero... no nos íbamos a volver a encontrar, supuse que no tendría por qué contarte de Helen luego de tres años sin habernos visto-suspiré profundamente, viendo como mi hija, nuestra hija, jugueteaba con el dije de corazón que colgaba de mi delgado collar.

Me salté el responderle sobre el padre de Helen simplemente negando con la cabeza esta vez sin mirarle a los ojos, como es obvio. Fruncí levemente el ceño, recordando que a lo que había venido era para recoger a mi hija ya habiéndome perdido la primera reunión de padres. -Creo que...me fiaré de ti, yo... umm... tengo que llevar a Helen a casa, ya es casi hora de almuerzo-sabía que era una excusa vaga y algo torpe, pero quería irme de allí lo antes posible y evitar así muchas preguntas o cosas que me podría decir Alan.

Pude percatarme con enorme perspicacia como Mia trataba de evadir el tema de la paternidad de Helen. ¿Tenia algo que ocultarme? No sabía exactamente porqué razón estaba poniéndose tan sumamente nerviosa, no sabía porque su voz cada vez adoptaba un tono de mayor preocupación y tan cambiante respecto de la última vez que nos habiamos visto.

-Creía que entre tú y yo las cosas estaban bien, pero veo que parece todo lo contrario- Me acerqué a Mia para observar más y mejor a Helen. Su sojos, esos dos enormes luceros azules que esa niña poseía me decían tanto... -Soy el profesor de Helen y tengo ahora mismo potestad para poder preguntarte cualquier cosa acerca de la pequeña... Algo más que deba saber?- Percibí esas notables ganas que tenia Mia de abandonar en esos instantes mi clase pero si pensaba que iba a ponerselo en bandeja estaba muy pero que muy equivocada. -Ya te vas? No quieres preguntarme nada acerca de como voy a impartir mis clases? Como será la evaluación de los niños? Qué necesitan traer? Donde me los llevaré de excursión la próxima semana? ... .. ah no espera! que estas nerviosa! Y cuando la señorita Mia está nerviosa prefiere... irse?- Mi tono totalmente irónico y con gran sarcásmo la estaba semiatacando. -No voy a preguntarte nada personal... Tan solo se me hace raro tu comportamiento... te ha sorprendido demasiado verme aquí, verdad?-

Una de mis manos se dirigió hacia el cabello de la pequeña Helen acariciandole esa cabecita y deposité un suave beso ahi, en el mismo lugar. -Me das tu otro?- Pregunté con gracia a la pequeña y ella efusivamente asintió y me dio un sonoro beso en la mejilla acompañado de una risa contagiosa. -Tienes una hija muy inteligente Mia, es rápida entendiendo, le gusta participar y adora representar las escenas de historia... hoy ha interpretado el papel de un mono, a que si?- Había sido extramadamente gracioso ver a los pequeños tratar de representarme el origen de la humanidad. Helen imitaba el gorila de una forma tremendamente graciosa. -Estamos preparando una obra de teatro, verdad Helen? Ya avisaremos a mamá cuando sea el dia para que pueda ver todo lo que haces-

¿Lo estaban? -Lo estaban, te conté lo que Erin me dijo, supiste que me había amenazado pero no tenía por qué contarte algo más de...-"de lo permitido" iba a agregar, pero me quedé callada. Porque si decía eso, Alan podría fácilmente saber que Helen había formado parte de la amenaza y empezaría {si ya no lo había empezado a hacer} a atar cabos de una vez por todas sin detenerse. Alan no era tonto, era un chico, un hombre más que inteligente como para poder darse cuenta fácilmente que algo no iba bien en aquellos momentos, tanto conmigo como la cuenta de los años pasados, etc.

-¿Qué más quieres saber? ¿En dónde vivimos? ¿Cómo es que pago a Helen las clases en Sunnyside? ¿La razón del por qué llego tarde? pues bien, somos ella y yo desde que nació. Mis padres me han venido ayudando de manera financiera y gracias a ello continuo en la universidad y ella puede venir a aquí. No tengo el tiempo suficiente y tampoco soy una madre ejemplar, pero hago mi mayor esfuerzo por poder hacer feliz a mi hija-dije, tomando aire después profundamente ya que lo había dicho todo casi sin respirar y de forma rápida, agradeciendo que Helen se encontrase ajena a la conversación. Tan solo vi el cómo ella alzaba su mirada a mi y decía con suavidad "mamie" en una voz dulce y algo torpe, pronunciando el cómo le decía ella a mi madre en francés, la cual acababa de morir hace más de un mes.

Suspiré, mirando a sus ojos y calmándome un poco para luego volverme a encontrar con la misma mirada, pero perteneciente a Alan. -No me iré, bien! si eso es lo que quieres, lo haz logrado. Dime entonces lo que tengas que decirme, sobre las excursiones, las cosas que harán aquí...-mi voz fue apagándose al ver el cómo Alan le daba un beso en la frente a Helen y cómo le pedía a ella un beso de vuelta, a lo que Helen asintió gustosamente. Le devolví la sonrisa a Helen tratando de no preocuparla o de transmitirle mis sentimientos, no quería a ella envuelta en todas estas cosas. Escuché el cómo me comentaba acerca de la obra de teatro próxima a haber a la que no faltaría cuando llegase el momento de ver a mi hija demostrando sus habilidades. Suspiré y miré a Helen-Ve a jugar con los peluches, terminaré de hablar con tu...profesor y pronto nos podremos ir a casa, si?-le dije y ella asintió sonriente corriendo hacia los peluches, de modo que me quedé allí de pie, frente a Alan. -Podemos hablar, pero frente a ella no, Alan.

El gesto que tuvo de ir a dejar a Helen jugar con los pequeños juguetes significó que daba pie a una conversación entre ambos. Helen se dirigió hacia la otra zona de la clase donde se encontraban los castillitos de juego y comenzaba a colocar los peluches a su antojo formándo su propia historia. Helen era una niña que sabía divertirse y entretenerse por si sola, bastante avispada todo lo que ella hacía tenía sentido.

Tomé la mano de Mia yendo hacia una zona más alejada de la clase, donde se encontraba mi mesa. Allí Helen no podría escuchar lo que deciamos y también tenia dificultad para vernos pero ella estaba feliz jugueteando con todos los peluches.

-Creo que cuando hablamos sobre lo que Erin te hizo te dejaste la parte más importante, no te parece?- Enarqué una ceja esperando algo más que una excusa como la que me había puesto hacia unos momentos. Aunque haría una mención a la confesión algo desesperada sobre suvida y la de su hija. -Si no fueras una madre ejemplar, no harías sonreir a tu pequeña...- Me acerqué un poco más acortando distancias entre nosotros - Quien es el desalmado que te ha dejado sola con semejante situación? Un hijo es una bendición... Cómo fue capaz de abandoanrte? Aunque lo que realmente me intriga es saber quien es.... - Estaba nervioso, estaba MUY nervioso para ser sinceros. Porque tenía dos opciones... Investigar sobre las fechas de Helen y saber si lo que me temía era cierto, o que de verdad algún inutil abandonó a Mia cuando esta más lo necesitaba... en ese caso me darían ganas de ir a buscarlo y matarlo a golpes. Pero si diera la casualidad de que esa pequeña me pertenecía... ¿Porqué Mia me había robado el derecho a ejercer de padre? ¿Porqué ni siquiera me había dado la oportunidad de entrar en su vida? Prefería no pensar en esa opción porque lo unico que conseguia era que la sangre comenzara a hervirme de una forma extrema.

Miraba a Helen unos segundos apreciando la forma en la que se divertía consigo misma, con sus propios juegos y con los peluches que se encontraban en aquella zona de juegos y juguetes del salón, de los niños más pequeños de Sunnyside. Estaba distraída, feliz y completamente ajena a los problemas que se habían o se vendrían encima conmigo y a los cuales definitivamente no metería a ella.

Por segunda vez, pude sentir la mano de Alan rodear la mía y sentí ese pequeño cosquilleo que me recorría desde la punta de mis dedos hasta el resto de mi cuerpo. Se me helaba la sangre del tan solo pensar en qué cosas podrían dar paso a el hecho de que pudiésemos hablar ya solos y con más libertad. Suspiré dirigiendo mi mirada al suelo unos segundos, pensando en por qué el mundo no había hecho caso a mi petición de "Tierra, trágame". Alcé mi rostro hacia él en cuanto me habló, a pesar de llevar zapatos con tacón alto él seguía ganándome en altura. -No es la parte más importante, te recuerdo...ése día dije que sería mejor no volvernos a encontrar y esas eran mis intensiones, o bueno, las de Erin-murmuré en voz baja. Sentí cuando se acercó más a mi pero mis ojos observaban a Helen aún, evitando cualquier contacto de mirada con Alan. -Pues...él...umm...-dudé unos segundos si debía continuar o no, hasta que me animé, o más bien me obligué a mi misma para evitar que Alan notara mi nerviosismo ante este tema-las cosas no salieron como lo planeaba, ni para él ni para mí, quise hacer lo mejor en ese entonces-un suspiro traicionero se coló por mis labios comentiendo el error de mirarlo a los ojos en esos segundos, sintiendo mi mirada dañada por la luz del salón...o por el hecho de saber la verdad y no poder contársela debido a mi miedo, mis ojos brillaban.

Mi mirada se desvió unos segundos nuevamente hacia el suelo sin saber cómo responderle- Diecisiete años no es la mejor edad para tener un bebé-ladeé con la cabeza jugueteando con mis dedos, retorciendo un poco mis manos ocultando los nervios que me invadían, a pesar de ahora ser más por tristeza que por miedo. Me daba pena de mi misma, por ser tan tonta y por...todas las cosas. Negué con la cabeza cuando dijo acerca del padre de Helen ser una mala persona.

-No...él...él no es una mala persona, yo lo soy por haber tomado las decisiones. Tener a Helen fue...bueno, me cambió la vida y agradesco haberla tenido, supongo que gracias a ella me he vuelto más madura, un poco más calculadora e independiente. Los niños nunca tienen que pagar por las malas decisiones que toman sus padres-suspiré volviendo a observarle y toparme con sus ojos azules. Los ojos me pican, amenazaban con demostrar aquella tristeza mediante las lágrimas. Quería, quería decirle a Alan que él era el padre de Helen...que la estúpida había sido yo y no él, pero no podía hacerlo por el mero hecho de que si esto pasaba Erin se encargaría de hacer mi vida miserable y alejar a mi hija de mi. Sumida en mis pensamientos, no me había dado de la peligrosa distancia que había entre sus labios y los míos. Se estaba acercando... Oh no...

Sus labios tocaron los mios y yo estuve a punto de ladear mi rostro, pero hubo algo que me lo impidió en el último segundo. Ese algo, ése cosquilleo que mi corazón emitía con el roce de su boca. Y entonces supe que no era lo suficientemente fuerte como para engañarme a mi misma, a pesar de haberle mentido a él demasiadas veces. Le devolví el beso de una manera suave y tierna, entreabriendo levemente mis labios para luego sentir aquella caricia de su lengua con la mía, juguetear dulcemente tras haberse encontrado nuevamente luego de tres años. Nos habíamos encontrado, y a pesar de haber querido que esto pasase en distintas circunstancias...
Me di cuenta que aún nos encontrábamos en el aula, que Helen estaba a unos metros de nosotros y que esto no era lo correcto frente a ella. Su mamá besando a su profesor...su padre besando a su madre, a pesar de que ella no lo supiese. Deslicé una de mis manos hacia la mejilla de Alan y me separé con suavidad, dandome cuenta que una traicionera lágrima se había deslizado por mi mejilla.

Mantuve mi mirada baja sin saber exactamente cómo enfrentarme a sus ojos, a su mirada y a la forma en la que podría estar observando en esos momentos: extrañado, confundido y talvez un poco preocupado, como justamente sabía él. La forma en la que besaba...definitivamente no había cambiado nada, era ese modo de juntar los labios con los míos y hacer que se me fuese imposible el alejarme o negarme a aquel beso.

Sabía que él estaba en esos momento pensando acerca de lo que le había dicho. ¿Estaba él convencido de mis respuestas? Lo dudaba. Alan era demasiado inteligente y audaz al momento de pensar bien las cosas y empezar a buscar un por qué o posible información no dada al momento de charlar con él. Pensaría él, entonces, que yo me había acostado con otro chico algunos días después de aquella noche que había pasado con él? ¿Quería yo que pensase eso...? No lo sabía, simplemente no sabía qué quería que él pensara de mi en esos instantes.

Cuando sentí que deslizó uno de sus dedos en mi mejilla para retirar esa tonta lágrima, mordi mi labio inferior negando con la cabeza.-No...no lo has hecho-suspiré llevando mis manos a mi rostro retirando cualquier resto de humedad y tomando aire-No lo sé, lo siento mucho Alan esto...esto no está bien-susurré en voz baja ladeando mi cabeza en dirección hacia Helen porque podría vernos en cualquier momento.

¿Qué no estaba bien? ¿Que nos besaramos? ¿Que me preocupara por ella? Ladeé mi mirada para también observar a la pequeña Helen que seguia ensimismada con los juguetes, armándose su propia historia de animales y ofreciendoles comida. La pequeña sonreía, mi mirada no podía dejar de observarla con ternura, aquella niña me inspiraba tantas sensaciones que ni siquiera yo mismo sabía describirlas.

Despacio volví a voltear mis ojos hacia Mia la cual también estaba observando a Helen -Qué está mal?- Pregunté queriendo alguna respuesta convincente por su parte. Realmente no sabía porque ella estaba tan reprimida conmigo, no sabía porque trataba siempre de evitarme o ni tan siquiera mirarme a los ojos. -Sabes perfectamente que lo nuestro no ha terminado- Dije de un modo directo y tajante pero con voz suave pero decisiva. -No se porque me evitas, no se porque te pongo tan nerviosa y tampoco se porque primero te disgusta mi presencia y despues me correspondes al beso de la forma mas entregada... Mia, consigues desconcertarme- Estaba confuso, realmente me habia sincerado ante ella y quería que por su parte hiciera lo mismo, estabamos en un continuo tira y afloja que deberiamos de poner en orden tarde o temprano porque ella era la madre de una de mis alumnas tanto asi que nuestro trato iba a ser bastante continuo. -Es que ahora tienes pareja? Estas con él?- No sabía si en estos dias que habian pasado sin vernos ella habría formalizado la relación con ese tal Alexander que pude conocer la última vez.

Sabía, sabía que a este paso solo conseguiría meterme en problemas al acercarme cada vez más y más hacia Alan DiCottli cuando éso era lo que Erin practicamente me tenía prohibido y a lo que yo misma, por mi bien, me había auto negado: a permitir que Alan y yo pasáramos de los límites. Y justamente había pasado eso en aquellos momentos! Le había besado, le había devuelto el beso con todas las ganas de volver a sentir sus labios que quería haber ocultado por mucho más tiempo y es más, haberlas alejado de mi mente para centrarme solamente en Helen y en la universidad.

Suspiré frustrada llevándome una mano al cabello y cerrando con fuerza mi mano en este, como solía hacer cuando me encontraba nerviosa y no podía encontrar algunas palabras que me ayudaran a formar una oracion un tanto coherente para el momento. Su mirada en mi, aquel tono sospechoso y algo cansado que sus labios desprendían al momento de hablar me hacían temblar y querer negarme a seguir con todo aquello de lo correcto y tanta cosa. -No, yo no...pude decirle que sí-admití contándole aquello teniendo toda la libertad posible. -Quiero que este año seamos solamente ella y yo, no puedo...distraerme, no puedo darme el privilegio de perder o retrasarme un año más o tendré que hacer más esfuerzos. Mi padre ya no querrá seguir ayudándome económicamente con Helen, bueno... él anda en esa etapa de depresión por la muerte de mi madre y mi hermano... él es otra historia-trataba de contarle todo, de desahogarme lentamente sin ocultar ya cosas. Excepto claro todo lo que refería a su paternidad sobre Helen lo cual me daba mucho más miedo.

Mi mente viajó inmediatamente rápido hacia aquel día en el que había ocurrido aquel trágico accidente hace allá unos meses atrás-El...14 de julio hubo un accidente aéreo, ése que fue noticia, del vuelo 216...91 personas muertas, entre ellas mi madre-negué con la cabeza tratando de decir "bien, hasta aquí suelo llegar siempre que hablo del accidente" -Y mi padre aún no se recompone, aveces nos echa en cara el cómo es que Federicco y yo somos capaces de aparentar normalidad ante los demás pero...no vamos a estar tristes para siempre. No puedo estar triste porque si lo hago Helen también lo siente, es un extraño tipo de conexión que tengo con ella-sonreí levemente posando mi mirada en la pequeña niña de cabellos castaños y ojos azules que acomodaba un peluche al lado de otro sobre un mesa de niños. -La extraño mucho, a mi madre, ella...- "ella siempre supo que fuiste tú el padre de mi hija" -me apoyó en todo y ahora supongo que es momento de empezar a hacer las cosas más por mi cuenta.

Escuché lo que dijo y negué levemente con la cabeza de nuevo-No, tú tienes a Erin...yo tenía a Alexander. Tú tienes tus cosas en qué ocuparte, yo tengo las mías...no quiero que te preocupes por mi, Alan, a pesar de que me guste tanto tener a alguien con quién poder...um...hablar-y sí, ahora estábamo hablando como aquellas personas civilizadas y tal vez un poco más maduras. Le miré a los ojos aguantándome las ganas de abrazarle, de sentir sus brazos alrededor mío y yo poder ocultar mi rostro contra su pecho. De esos abrazos era los que venía necesitando ultimamente. Miré el reloj del aula dándome cuenta que había pasado relativamente un buen tiempo. Me giré para ir hacia Helen pero antes de eso dudé, mordiéndome el labio inferior y luego regresando a darle un rápido beso en la mejilla a Alan. -Hasta luego-dije en voz baja caminando hacia mi hija y tomándola en brazos, ella sonriendo porque ya iríamos a casa exactamente para la hora de almuerzo. Vi como ella se despidió con un beso volado y un agitar de mano de su profesor, de su padre...y nuevamente, me sentí culpable ante aquella situación.