Casting para Katelynn Cates

Aquel día parecía que comenzaba bastante bien. Siempre le había gustado madrugar para poder darse un baño largo de agua tibia, no le gustaba tener que andar con prisas, sino que disfrutaba de cada cosa: de la sensación del agua tibia en su cuerpo, del aroma al café recién hecho en la cafetera o la sensación del frio de las baldosas de la cocina contra los pies descalzos. Era extraña, todos se lo decían constantemente, aunque claro, siempre de forma agradable ya que no solía tener mala relación con nadie, y ella era de la filosofía de que si uno no atacaba las demás personas tampoco lo hacían, y si te atacaban, simplemente ignóralos, no vale la pena pasar un mal rato simplemente porque si. Se había levantado, vestido y tomado desayuno realmente temprano ese día, debía ir a dejar unas cuantas fotografías que había tomado para el aniversario de una pareja que cumplían 50 años de matrimonio, lo que para Kat era realmente fascinante, siempre había pensado que aquel amor eterno existían, quizás era poco común encontrarlo, quizás la mayoría de las personas creían que no existía, pero ella sabía que por muy encendido que se encontrase, existían parejas que lograban encontrar a aquella media naranja, y se veía reflejado su pensamiento al ver a aquellas dos personas que pese a los años y el desgaste del tiempo sobre ellos y su relación, seguían profesándose aquel amor tal como en el primer momento.
A la chica no le gustaba demasiado tomar fotografías comercialmente, aunque debía hacerlo si no quería morir de hambre, su trabajo era fotografiar y aunque adoraba hacerlo, siempre prefería las fotografías que nacían de ella, en momentos inéditos y situaciones inesperadas, pero aquel trabajo en el aniversario había sido algo que realmente le había gustado, no se había sentido presionada en ningún momento y las fotografías habían fluido naturalmente. En el momento de revelarlas podía ver en el rostro de la pareja profundos sentimientos plasmados en papel, estaba realmente satisfecha de su trabajo en aquel momento, y se dijo que tal vez podría especializarse en aquello. Le gustaba especialmente fotografiar matrimonios, aniversarios, fiestas de pequeños…puesto que los sentimientos en aquellos momentos estaban a flor de piel, y no se sentía forzada a tener que sacar buenas fotografías, sino que estas simplemente salían por si solas.

Luego de reunirse con la hija del matrimonio, quien había sido la que había contratado a la rubia, esta había decidido que era hora de ir a ver su pequeña Heather. A esa hora su pequeña niña debía de estar en almuerzo o quizás en momento de recreación, y dado que no la veía desde la mañana antes de salir a trabajar sentía la necesidad de verla, siempre había sido así. Era difícil ser madre soltera dirían muchos, pero para la rubia fotógrafa no había sido un gran problema, pues desde el mismo momento en el que había sabido que sería madre amaba a aquella criatura que ahora era una preciosa niña de seis años, pero no podía estar con ella todo lo que le hubiese gustado. Había contratado a una muchacha que la cuidaba cuando debía trabajar demasiado temprano, quién llevaba a la pequeña chica a sunnyside cuando no podía ella misma llevarla, y como siempre ocurría en esos días, al terminar su trabajo sentía la enorme necesidad de ver a su pequeña. Lo era todo para Katelynn, su pequeña se había convertido en su mundo desde el momento mismo en el que había comenzado su gestación, y aunque había sido un duro golpe para ella que el padre de su pequeña se asustase dejándolas solas, la pequeña le había dado la fuerza para seguir adelante, lo que hacía hasta el día de hoy.