Una visita a aquel lugar {Samuel

Ya habia pasado una semana desde el primer dia de clases de Ginny, aun la seguia llevando a Sunnyside ya que aún no se acostumbraba a la nueva escuela. Estas veces ya no me quedaba en la escuela, como la primera vez, ya que se me hacía incómodo y extraño pasarme todo el día en una primaria; éste día habia sido agotador, regresando de Sunnyside pasé por la heladería y me compré un rico de helado de menta, era mi favorito, seguí caminando por las calles alrededor de la escuela en un momento esporadico alcé mi mirada y vi un gran donde se leía: ORFANATO.
Al leer aquel letrero se me partió el corazón, pensar en niños que han sido abandonados por sus padres o quizás que les ocurrió lo mismo que a mí y a mi hermana, aquella sensación de vacío fue creciendo cada vez más al pasar de los segundos, que estaba frente a aquel edificio.

La única manera que encontré de que ese sentimiento desapareciera fue entrar al orfanato, me armé de valor, atravesé el jardín de entrada y entré por la puerta...

La tarde había llegado y por lo tanto, había tenido que regresar al orfanato aunque le hubiese rogado a una de las señoras del orfanato que me dejase en la escuela...ella me había ignorado por completo. Adoraba ir a Sunnyside por que allí nunca me aburría y estaba siempre con mis amigos, disfrutaba de hacer tareas y de a medio dia dar una pequeña siesta.

La señora me llevó al orfanato y en cuanto llegué, dejé mi pequeña mochila de osos en un lugar de mi habitación que compartía con otro niño que de por sí era malo y extraño y que le gustaba asustarme siempre con cuentos de terror o con sus figuras de mounstros. Me sabía cambiar solo, pero siempre me equivocaba y esta vez me había puesto la camiseta al reves. Obviamente no me di cuenta por lo que salí corriendo por los pasillos del orfanato, jugando a aquel juego de saltar con un pie y contar hasta diez que me habían enseñado.

En medio del juego, choqué contra alguien lo cual hizo que fuese hacia atrás y yo me cayera de pompi. Fruncí el ceño sobándome los ojitos y alcé la mirada-Lo siento-dije apenado.

Seguí caminando por el pasillo del orfanato, que para ser sincera era un lugar muy deprimente para ser un hogar para niños, y para que hablar del lugar si las encargadas no le brindaban mucha alegría a aquel orfanato.

En mi afán de conocer el sitio, seguí caminando por el pasillo, miéntras caminaba alguien se tropezó conmigo, ha decir verdad fue un leve golpecito ya que fue sólo un niño el que se tropezó pero para él no fue un golpecito ya que se cayó. Me asusté así que enseguida bajé la cabeza -No te preocupes, apuesto que fue mi culpa-. le dije acuclillan-dome para poder estar a su altura. Y tú pequeño galán como te llamas? Al ver a ese pequeño niño el corazón se me volvió a reanimar, era un bebé de dos o quizás tres añitos que estaba tratando de divertirse.

El orfanato era un lugar bastante feo. A mi no me gustaba, prefería más los lugares en donde habían bastantes colores y todos podían divertirse como en Sunnyside. Allí nunca tenías que jalar a algún adulto para que te llevase lejos...no, definitivamente jalabas a la persona que te llevaba al lugar.

Miré a la chica levantándome del suelo, primero apoyando las manos en este y luego levantándome con mas agilidad. Cuando solía caerme, esa era la mejor forma para poder levantarse sin sufrir las consecuencias de mareos o qué se yo. Estiré una mano para poder tomar a mi oso de peluche que al igual que yo se había caido, para luego volver mi vista a ella- Sammy-dije sonriente presentándome y pronunciando más bien cómo todos me decían.
-Y tu?-pregunté con curiosidad.